Y aún me pregunto cómo es posible haber leído un libro tan fascinante que, esencialmente, «solo» habla de… anguilas. No es una metáfora, o al menos no es la excusa para la puesta en abismo de una historia diferente. El libro de Patrik Svensson, editado por la siempre admirable Libros del Asteroide, consiste básicamente en describir todo lo que se conoce hasta el momento de uno de los animales más curiosos del planeta, la anguila, un pez que habita —con algunas variaciones— gran parte del orbe. Tras leer este libro —lo que se hace con la ansiedad de un thriller—, uno quisiera acaparar todas la conversaciones y hablar de la anguila y sus singularidades como si pretendiese revelar los secretos de una logia fabulosa.
Sí, es cierto que —en muy buena medida— es un libro sobre el padre, la identidad y los orígenes —una palabra que vuelve como una anáfora—. Y también que es un libro sobre la ciencia y el misterio, sobre la búsqueda del conocimiento, incluso sobre las complejas relaciones entre el ser y el entorno. Pero, esencialmente, es un libro de zoología, un libro sobre la vida marina, sobre las anguilas —esos peces bastante raros—, y de a ratos sobre la excelente, necesaria e insoslayable Rachel Carson.
Svensson atraviesa con una prosa magnífica diferentes datos, estadísticas y anécdotas —entre las que aparecen, por ejemplo, Aristóteles, Freud y su infructuosa búsqueda del sexo del animal—, el movimiento social en Suecia a lo largo del siglo XX —ese sueño que compartimos tantos— y no pocos momentos personales memorables que nunca caen en la cursilería o en ese horrendo costumbrismo golpebajero y condescendiente, pero sin abandonar nunca el tono de un riguroso ensayo científico sobre… la anguila.
Como he mencionado antes, encuentro preferible recomendar libreros antes que libros: toda mi gratitud al querido Fernando Rubio, hoy en Cúspide de Scalabrini Ortiz.
Cuatro personas lo han adquirido detrás de mí —he insistido—; ojalá estas notas inspiren a muchos más, este es un excelente y diferente libro que, entre tantísimo, nos recuerda que la literatura no consiste en el tema del cual se habla, sino en cómo se lo hace.
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